martes, 1 de diciembre de 2009

Un Cuento de Navidad.

Ellos tienen trampas lógicas. Exigen evidencias, no aceptan las claras manifestaciones de la existencia y la intervención de Noel en nuestras vidas. ¡Los que creemos tenemos FE! Y la fe es más poderosa que todos los argumentos que puedan diseñar aquellos que no la tienen.

Quiero contarles mi historia de fe. No sé bien ni cómo comenzó. Pero debo suponer que Noel me encontró en tiempos de mi infancia tan tempranos que, al intentar acceder a ellos, las imágenes pierden nitidez. Mis padres, mis familiares, mis amiguitos, todos aceptaban a Papá Noel en sus corazones en aquellos tiempos.

La historia era simple y hermosa. Una historia de amor. Papá Noel vigilaba nuestros actos, recompensaba los buenos comportamientos y castigaba a quienes se apartaban de las normas y las buenas conductas.

Santa Claus (Él asume muchos nombres) manifestaba su amor por los niños buenos en forma de regalos y castigaba a los niños que no vivían conforme a su corazón mediante navidades sin obsequios. Esa era la premisa básica pero tardé muy poco en comprender que se trataba de algo mucho más grande.

Noel tenía la costumbre de hacer más y mejores obsequios a los niños de clases acomodadas. Los niños pobres no eran tan amados por Santa. Algunos pueden encontrar evidencias de clasismo en esta actitud. Pero yo entiendo que así habla el que no tiene fe, el que no siente a Noel en su corazón.

En realidad este hecho debe entenderse al revés, eso es lo que no saben ver los infieles. Los niños pobres SON, de hecho, POBRES porque Noel no los ama tanto. Él los puso en ese lugar de la sociedad porque era el que les correspondía. Entendí entonces que Noel debe ser mucho más que alguien que premia o atormenta niños. Noel es probablemente un Creador que controla su obra mediante recompensa y castigo. De la misma forma es que Él nombra reyes y príncipes a quienes merecen gobernar sobre otros. Esta información me fue revelada. Él me habló y tocó mi corazón y mi mente.

Con el paso del tiempo empecé a notar que la fe de los otros se volvía frágil y quebradiza, al mismo tiempo que la mía se hacía más fuerte. “¡Papá Noel es un engaño!” me decían, “un invento para que nos portemos bien”. Flacos argumentos para sacudir mi fe, entiendo perfectamente que esa es la forma de hablar de quien quiere portarse mal. Yo, que me porto bien, no tengo problemas en aceptar a Noel en mi vida.

Hace poco tuve la oportunidad de intercambiar ideas con uno de estos refutadores de la magia. Pobres personas grises que van por el mundo desconociendo la verdad suprema. No puedo imaginar los horrores de una vida sin Papá Noel.

“No hay evidencias de Papá Noel” dijo el infiel. ¿No hay evidencias?, contesto yo. Llega esta época del año y veo su imagen en todos lados, su obra es innegable. Hasta donde sé siempre ha existido un papá Noel, sus enseñanzas me fueron trasmitidas por mis padres (si bien ellos mismos han perdido fe) y por sobre todo yo lo siento en mí, Él me habla y yo le hablo. Le pido por los míos (sean o no creyentes) le ruego piedad, le pido pequeños milagros, vivo en una eterna y mística conversación con Noel, el Altísimo. ESA es la evidencia más poderosa que existe. No necesito que me dé pruebas. Más feliz estoy de creer sin ver. Eso me llena todavía más, me acerca más a Él.

El terco repite: “Eso con lo que hablás no es Papá Noel, es tu conciencia! Asignarle a la vocecita que te dice lo que está bien y lo que está mal un rol como creador del universo es prácticamente psicótico.”

Realmente me entristece el que siente de esta forma. ¡Esa tamaña arrogancia! ¡Suponer que yo soy el que está equivocado! ¿Pedir evidencias para “razonar” la existencia de Noel? ¡Yo no necesito razonarlo, yo sé que es real porque lo siento así! ¡Que me den pruebas de que no existe!

Contesta el infeliz: “¿Pruebas? ¿De que NO existe? ¿No te parece que debería ser al revés? ¿No pensás que una afirmación tan disparatada debería ser la que tuviera la carga de la prueba? Todo el mundo sabe que no existe. No existen registros de papá Noel, tal como lo conocemos hoy, antes del siglo XIX! Es universalmente aceptado que es un invento. ¡Hasta se dice que Coca Cola es el que difundió su imagen actual! ¿No es evidente que es una creación del hombre y no al revés!? “

Ahh, mi querido amigo sin fe, precisamente eso es una prueba más a la que nos somete Noel. Él mismo gobierna el rumbo de su creación, y sus acciones determinaron que el hombre “descubriera” su verdadera imagen. En cuanto a las evidencias históricas de Noel, Él actúa de formas misteriosas. Si decidió ocultar su mano creadora hasta tiempos relativamente recientes es sólo para probar nuestra fe. Yo pienso que la falta de evidencias es de hecho un más grande testimonio de su existencia y de su poder.

Me dan pena los que piensan como mi amigo sin fe. Papá Noel responde a mis rezos, está siempre ahí para mí y, cuando llegue al final de mis días, Él va a revelarme misterios que ahora le son prohibidos a la humanidad.

No entiendo por qué es que quieren convencerme de que renuncie a Él. ¿Qué daño hago a la gente creyendo en su bondad, llenándome de su amor? Después de todo, nunca se ha matado en nombre de Noel. No hay, en su cosmología, infiernos, condenaciones eternas, torturas. Noel no intercede en la vida política de las naciones, no impulsa la redacción (o no redacción) de leyes. No inspira el odio, las guerras santas, las cruzadas. Pienso que si he de creer que he sido creado por un poder superior… elegí uno de los más inofensivos.

Amigos, no me importa sin son Noelistas o no. Les deseo una Feliz Navidad. :P

1 comentario:

Felix Obes dijo...

El origen de toda maldad es la mentira. Por mas lindo que suene todo el cuento, si se basa en mentiras, termina mal.